martes, 26 de agosto de 2008

¿MUJER = DIOSA?

Venus era una diosa muy importante en la mitología romana que se asociaba al amor y a la belleza. En aquella época, a Venus se le atribuyeron varios epítetos para referirse a sus diferentes aspectos o roles.
Un epíteto resalta las características propias de un sustantivo y puede describir cualidades fácilmente apreciables o ser subjetivos al expresar la apreciación personal de aquel que lo expresa. En la actualidad, estos epítetos continúan pero “actualizados” a cada sociedad atribuyendo a las mujeres características en su mayoría halagadoras relacionadas tanto a su aspecto físico como al espiritual.


Si bien no todas las mujeres están siempre preocupadas por el amor y la belleza, todas poseemos una esencia de Diosas. Es esta esencia la que actúa como eje en la vida cotidiana e incluso se le puede atribuir a ella la complejidad de la mujer.
Si bien es cierto que cada individuo es único en el mundo, cada mujer es un mundo en si misma. Debido a esta complejidad, la interacción con el sexo opuesto resulta muchas veces complicada, al punto que surgen frases como “Nadie me entiende”.
Esto no quiere decir que no puedan entenderse si nos referimos al lenguaje; sino que en la complejidad de la mujer surgen también características como la preocupación excesiva, que generan frente a la practicidad de la mayoría de los hombres discusiones innecesarias.

Cuantas veces ni nosotras mismas nos entendemos, al punto que buscamos consejo sabiendo de antemano que, o hacemos lo que nos dicen para trasladar la responsabilidad de un posible fracaso a quien nos brindó consejo o simplemente agradeceremos la opción propuesta pero continuaremos con un dilema existencial interno que la mayoría de las veces corresponde a aspectos tan simples como que ropa usar en la fiesta del fin de semana.
Atribuir el término Diosa a una mujer puede considerarse como un elogio, pero si se considera como definición personal puede dar la percepción de un sentimiento de superioridad. Sin embargo, como hemos asociado este término a la complejidad que involucra, esta definición podría en lugar de elogiar, disgustar según la percepción de la persona a quien se le atribuya.
Un aspecto que vale la pena resaltar sobre la complejidad de las mujeres es el hecho de que "infortunado aquel que nos trate de entender". Aquel que quiera intentar conseguirlo debe saber que el camino no será fácil y no existe ninguna garantía de que pueda tener éxito. Las mujeres queremos todo, pero si nos preguntan que queremos usualmente la respuesta que obtendrán será: “Nada”

Según sea el interés particular que le asignemos a algo, nuestra preocupación diaria, tanto sentimental como económica, estará dirigida enteramente a eso.
Un ejemplo claro de esto es el gasto, muchas veces excesivo, que realizamos en artículos de belleza. Ya sea desde la adquisición del nuevo producto lanzado al mercado por alguna línea americana o europea, hasta las visitas mensuales a un spa o centro de belleza.
Para el sexo opuesto muchas veces ésto no solo es innecesario sino también doloroso ya que muchas veces por la preocupación permanente de la belleza nos sometemos a tratamientos de depilación que fácilmente pudieron constituir una forma de tortura en siglos pasados.
Debido a todos los lujos que nos otorgamos a nosotras mismas y a la fortaleza de soportar muchas veces lo que podría considerarse insoportable para muchos, podemos ser consideradas Diosas no solo por belleza sino también por fortaleza.
Después de lo antes expuesto, queda claro que puede considerarse que toda mujer es en esencia una Diosa pero dadas sus características particulares puede llegar a ser completamente Odiosa.